Espacios agrícolas de interés especial

Espacios agrícolas de interés especial

El agua es el elemento clave que ha moldeado los paisajes agrarios más singulares de la comarca del Valle del Guadalhorce. Los espacios  agrícolas de mayor interés tanto desde el punto agrícola como el social y cultural se encuentran en las zonas regadas.  A lo largo de los tiempos en el valle del Guadalhorce se ha creado una cultura de huerta moldeada por el agua y sus usos. Dentro de estos regadíos encontramos varios tipos:


1. Regadíos históricos.

1.1 Regadíos antiguos que utilizan agua de nacimientos.

En el valle encontramos comunidades de regantes ancestrales que desarrollaron infraestructuras de regadíos en las laderas de montañas donde existían surgencias de agua. Estas comunidades de regantes se encuentran principalmente en los municipios de Alhaurín el Grande y Coín asociados a los complejos kársticos de la Sierra de Mijas y Sierra Blanca.

Los núcleos urbanos de Coín y Alhaurín surgieron también al amparo de estos nacimientos de agua por lo que ha existido y existe una estrecha relación entre estos pueblos y estos regadíos. Esta interacción ha moldeado el paisaje de los municipios creando a lo largo de los siglos un paisaje agrario y una cultura de huertas característico de la comarca del Guadalhorce. En la huerta se encuentra la vivienda familiar asociada a una explotación agrícola minifundista que tradicionalmente se dedicaba a sacar la renta familiar y al autoconsumo. Los núcleos urbanos de estos pueblos tenían una distribución difusa estando rodeados de huertas donde residía buena parte de la población.

Con la llegada de una agricultura moderna basada en la producción masiva de alimentos estas huertas dejaron de ser el pilar principal de la economía de estos pueblos. Con ello  quedaron relegadas a una actividad agrícola complementaria y a actividades de recreo de la familia.

Hoy en día, se pueden decir que estas zonas de regadío son aéreas perirubanas a una escala pequeña. Los problemas aquí son semejantes a los que encontramos en los alrededores de las grandes ciudades ya que los pueblos compiten con las comunidades de regantes por  los recursos suelo y agua.

El resultado de esta competencia ha sido que estas zonas rurales han perdido superficie  en detrimento del suelo urbano de los municipios y que en épocas de sequía han surgido fricciones entorno al uso del  agua.ía, se pueden decir que estas zonas de regadío son aéreas perirubanas a una escala pequeña.

En Coín existe la comunidad del regantes del nacimiento de los Llanos muy ligada al pueblo y a sus gentes, cuyas aguas riegan aproximadamente 650 ha de huertas. En Alhaurín el Grande encontramos la comunidad de regantes del Chorro,   la de Montánchez, las Torres y Urique. Sumando todas ellas una superficie aproximada de unas 500 ha.


1.2 Regadíos históricos que utilizan el agua de los ríos

En la comarca encontramos otras comunidades de regantes antiguas que surgieron para aprovechar el agua de ríos y arroyos. Estas comunidades antiguas  toman sus aguas de los ríos mediante azudes en muchas ocasiones de tierra y riegan las  parcelas asentadas en las vegas de estos ríos, en las cuales se sitúan los suelos  más productivos de la comarca.

El Guadalhorce es el rio principal discurriendo por los términos municipales de Alora, Pizarra y  Cártama. En estos municipios encontramos aproximadamente 2.500 ha de comunidades de regantes históricas. Distribuidas del siguiente modo:

- En Álora encontramos comunidades de regantes de Los Llanos, Virote y Molino Acuña.

- Pizarra encontramos las comunidades de regantes de Villalón, la Fuensanta, Mosquera.

- Cártama encontramos las comunidades de regantes de Riaran, Labradores, Las monjas y el Barullo.

Estas comunidades de regantes han sufrido un proceso de transformación a raíz de los planes de regadíos del Guadalhorce; incluyendo estas zonas entre sus actuaciones desde principios de siglo XX. La inclusión de estas zonas en el sistema de explotación  de los pantanos del Guadalhorce, les ha llevado a entrar en competencia en algunas ocasiones con la ciudad de Málaga y la costa del Sol por los recursos hídricos. 

En el valle del Guadalhorce existen otras comunidades que aprovechan las aguas de otros ríos y arroyos que confluyen en el Guadalhorce. De este modo encontramos en Coín las comunidades de rio Grande y rio Pereilas sumando un total de aproximadamente 650 ha en la vega de estos ríos, y en Alhaurín encontramos la comunidad de Dehesas Bajas con aproximadamente 250 ha en la vega del rio Fahala.

Si bien estas zonas no han sufrido tanto la presión urbanística de los núcleos urbanos, al encontrarse en muchas ocasiones en zonas inundables, si se han visto afectado por infraestructuras de transporte; ya que el valle del Guadalhorce es una de las vías de comunicación principales de la ciudad de Málaga con el interior, por aquí discurren las vías de comunicación (trenes y carreteras), además de otros servicios como gaseoductos, electricidad.

 

2. Regadíos Modernos.

Estos regadíos se crearon a partir del plan Guadlhorce. Este plan aprobado en 1956 por el Ministerio de Agricultura de España, tenía como finalidad incrementar la producción de los cultivos de regadío del valle del Guadalhorce, declarada de alto interés nacional. Mediante este plan se crearon además de los nuevos regadíos, saltos hidroeléctricos, los pantanos Guadalhorce-Guadalteba y los pueblos de ZaleaCerralbaNueva AljaimaVillafranco del Guadalhorce, Ampliación de CártamaDoñana y Santa Rosalía.

Con este plan se pretendía poner en riego unas 14.000 ha de nuevos regadíos de los cuales únicamente se riegan hoy en día unas 6.000 ha distribuidas en los municipios de Alora, Pizarra, Coin, Cártama, Alhaurín el Grande, Alhaurín de la Torre y Málaga.

La puesta en riego de esta zona siempre ha ido paralela al abastecimiento de agua de la ciudad de Málaga y a la producción de energía eléctrica. Esta multiplicidad en los objetivos ha conllevado el que éstos aparezcan normalmente contrapuestos, saliendo muy perjudicado el agricultor, puesto que la prioridad siempre ha sido el abastecimiento hídrico urbano. En los años de sequia cuando peligra el abastecimiento hídrico de la ciudad de Málaga y la cercana  costa del Sol incluso se ha llegado a restringir el número de riegos a unos pocos por campaña lo que ha llevado a la perdida de plantaciones por falta de agua.

Otro factor perjudicial de estos regadíos es que el agua de riego en algunas ocasiones es de una calidad muy baja, debido a la alta salinidad del agua procedente de los pantanos del Guadalhorce. Esta alta salinidad aplicada año tras año se ha acumulado en los suelos y ha reducido la rentabilidad de las cosechas, además de limitar y condicionar la actividad agraria a cultivos que sean en cierto modo resistentes a la sal.

Otro problema que ha estado presente desde el inicio en la zona regable es la escasez  de las labores de mantenimiento de las infraestructuras hidráulicas, tales como canales y acequias. El agricultor de la zona siempre ha tenido la percepción de que dicho mantenimiento no había de recaer sobre él, cuando los principales beneficiarios de las obras eran los ciudadanos de Málaga o la compañía eléctrica correspondiente. 

Esta cuestión se ha visto además agravada por el hecho de que parte de los terrenos sobre los que se construyeron los canales y acequias son problemáticos desde el punto de vista de la estabilidad, lo que unido a unos presupuestos en la ejecución excesivamente ajustados, han propiciado un rápido deterioro. El resultado ha sido una zona regable con unas infraestructuras muy deterioradas lo que ocasiona muchas pérdidas de agua, que en algunas ocasiones superan el 80 % del caudal transportado, no llegando muchas veces el agua a la parcela.

Todos estos factores unidos a otros de tipo social han condicionado que para desempeñar la actividad agraria el agricultor se haya encontrado  con muchos problemas, lo que ha llevado en muchas ocasiones a abandonar la actividad por su baja rentabilidad.